El año 2021 ha sido de todo menos normal y nos acercamos al final en medio de una vorágine de confusión y desconcierto con la incertidumbre de siempre sobrevolando en el ambiente.

La historia se repite una y otra vez (como en la película del día de la marmota en la que el protagonista revivía cíclicamente la misma circunstancia cada día hasta que aprendía de sus errores… se transformaba y cambiaba el modus operandi).
Estamos todos muy cansados, muchas personas se encuentran ya abatidas y sin energías para continuar…

Necesitamos adquirir “poder personal”,
nos hace falta desarrollar la facultad de tener recursos y habilidades para conducir la vida y los problemas, manteniendo el centro de coherencia entre lo que siento, 
lo que pienso, lo que digo y lo que hago…

Por eso, en estas Fiestas, en lugar de Blanca Navidad,
he decidido vivir unas Navidades Verdes,
Navidades de Color Esperanza
porque es lo que más precisamos para poder tener fuerzas y seguir remando aún en la adversidad más difícil y angosta.
Con solo un rayito de esa luz verdosa podremos tener CONFIANZA y CALMA (tenemos que confiar de nuevo en la vida y tener capacidad de atravesar los miedos sin que nos destruyan ni arrastren).

Además, si consideramos que prevenir es saber gestionar y que gestionar es pasar a la acción, entonces también, podemos aprender a ser responsables y estar implicados con nosotros mismos en la construcción del camino de la Salud.

La salud se construye día a día con los hábitos de vida,
es fundamental estar comprometidos de forma activa con nuestro cuerpo, pero asimismo, es importante saber manejar el propio estado emocional y elegir el entorno en el que nos movemos.

No voy a hablar ahora del conjunto de las medidas de protección que ya todos conocemos,
sino de tener Conciencia Individual
para poder desarrollar Conciencia Social.
Esas fueron mis primeras palabras acerca de la pandemia con el texto “Reflexionando” publicado en la web de la Clínica en marzo del 2020, cuando decidí recuperar mi entusiasmo por la escritura e iniciar esta travesía de contar y compartir mis experiencias.
Siempre he intentado vestir con expresiones bonitas todo lo que estamos viviendo, tratando de poner calor, alegría, dulzura, amor y vida a mis palabras.
Pienso que los médicos no sólo debemos curar a los pacientes, sino acompañarles y ayudarles a restablecer la salud en todos los aspectos, tenemos que humanizar más la medicina y entregarnos en el arte de sanar…

La solidaridad humana no entiende de razas, ni de religión,
ni de estrato social, ni de partidos políticos, todos somos iguales y deberíamos apoyarnos y estar unidos.
Pero estamos cada vez más distanciados, crispados
y cada uno pendiente sólo de sí mismo o sus circunstancias.
Ya sé que detrás de cada historia hay un drama personal,
yo también los tengo, como todo el mundo,
pero he decidido dejar de vivir en la queja…
quiero poner el foco más amplio,
quiero dejar de mirar por la mirilla y abrir la puerta a la vida, quiero seguir sonriendo y creyendo que con Bondad, Armonía y sentido común casi todo se puede alcanzar.

Cada uno decide en qué y cómo quiere invertir su tiempo y su energía… a mi me encanta vestir muy bonito mis lugares y mis rincones del alma…
por eso a veces sueño que me gustaría ser un poeta enamorado de la vida, sentir magia y poesía cada día, poner el ánima, la intención, la pasión y todo mi corazón para ser una mujer impregnada de olor a vida porque
la Vida son Ganas !!!

Mi deseo para estas Navidades Verdes es que la resaca sea de Esperanza y de Vida, no de alcohol.

Dra. Pilar Morán